"El Espíritu Santo nos enseña: es el Maestro interior". Comunidade das Irmãs Oblatas no Perú celebra Pentecostes

Suor Cecilia Machacuay Osj destaca a frase que resumiu o propósito do evento:

  • El Espíritu Santo nos enseña: es el Maestro interior. Nos guía por el camino justo, a través las situaciones de la vida. Él nos enseña el camino, la vía. En los primeros tiempos de la Iglesia, el Cristianismo era llamado “el camino” y Jesús mismo es la vía.





Andiamo ad attingere un pò di DOLCEZZA DAL CUORE DI GESÙ.

BUONA FESTA DEL 
SACRO CUORE DI GESÙ
Hna Reyna Yuly Osj
28/06/2014

Quando ci sentiamo IL CUORE duro e iroso, andiamo ad attingere un pò di DOLCEZZA DAL CUORE DI GESÙ. 

(San Giuseppe Marello)

Milagro Eucarístico de Lanciano. Dios permitió la comprobación por la ciencia de los hombres de sus palabras omnipotentes: ESTO ES MI CUERPO, ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, DEL NUEVO Y ETERNO TESTAMENTO.

Milagro Eucarístico de Lanciano
Hna Liz Braco
26/06/2014


La pequeña ciudad de Lanciano se encuentra a 4 kilómetros de Pescara Barí (Italia), que bordea el Adriático. En el siglo VIII, un monje basiliano, después de haber realizado la doble consagración del pan y del vino, comenzó a dudar de la presencia real del Cuerpo y de la Sangre del Salvador en la hostia y en el cáliz. Fue entonces cuando se realizó el milagro delante de los ojos del sacerdote; la hostia se tornó un pedazo de carne viva; en el cáliz el vino consagrado en sangre viva, coagulándose en cinco piedrecitas irregulares de forma y tamaño diferentes.

Esta carne y esta sangre milagrosa se han conservado, y durante el paso de los siglos, fueron realizadas diversas investigaciones eclesiásticas.

Verificación del milagro.

Quisieron en la década de 1970, verificar la autenticidad del milagro, aprovechándose del adelanto de la ciencia y de los medios que se disponía. El análisis científico de aquellas reliquias, que datan de trece siglos, fue confiado a un grupo de expertos. Con todo rigor, los profesores Odoardo Linolli, catedrático de Anatomía, Histología Patológica , Química y Microscopia clínica, y Ruggero Bertellí, de la Universidad de Siena efectuaron los análisis de laboratorio. He aquí los resultados:

La carne es verdaderamente carne. La sangre es verdaderamente sangre. Ambos son sangre y carne humanas. La carne y la sangre son del mismo grupo sanguíneo (AB). La carne y la sangre pertenecen a una persona VIVA.
El diagrama de esta sangre corresponde al de una sangre humana que fue extraída de un cuerpo humano ese mismo día. La carne está constituida por un tejido muscular del corazón (miocardio). La conservación de estas reliquias dejadas en estado natural durante siglos y expuestas a la acción de agentes físicos, atmosféricos y biológicos, es un fenómeno extraordinario.
Uno queda estupefacto ante tales conclusiones, que manifiestan de manera evidente y precisa la autenticidad de este milagro eucarístico.

Otro detalle inexplicable: pesando las piedrecitas de sangre coaguladas, y todas son de tamaño diferente, cada una de éstas tiene exactamente el mismo peso que las cinco piedrecitas juntas. 
Conclusiones. ¡Cuántas conclusiones, cuántas ideas y profundizaciones sobre los designios de Dios podemos sacar del milagro de Lanciano!



1. Precisamente cuando los soberbios afirman: "La ciencia enterró la religión, la Iglesia y la oración, que son cosas superadas. Nada de esto es importante". Para éstos el milagro de Lanciano es una respuesta categórica. Es justo la ciencia, con sus recursos actuales que vienen a probar la autenticidad del milagro. ¡Y qué milagro!



2. Realmente un milagro destinado a nuestro tiempo de incredulidad. Pues, como dice San Pablo, los milagros no están hechos para aquellos que creen, sino para los que no creen. Precisamente en este tiempo, cuando un cierto número de cristianos duda de la Presencia Real, admitiendo solo una Presencia espiritual de Cristo en el alma del que comulga, la ciencia la comprueba con una evidencia de un milagro que dura ya más de trece siglos.



3. La iglesia de Lanciano, donde se produjo el milagro, está dedicada a San Longinos, el soldado que traspasó el Corazón de Cristo con la lanza, en la cruz. ¿Coincidencia?



4. La constatación científica por los expertos de que se trata de carne y sangre de una persona viva, viviente en la actualidad, pues esta sangre es la misma que hubiese sido retirada en el mismo día, de una persona viva.



5. Por lo tanto es la misma carne viva, no carne de un cadáver, sino una carne animada y gloriosa, que recibimos en la Eucaristía, para que podamos vivir la vida de Cristo.



6. Un hecho impresionante: la carne que está allí es carne del corazón. No es un músculo cualquiera, pero del músculo que propulsiona la sangre y, en consecuencia, la vida.



7. Las proteímas contenidas en la sangre están normalmente repartidas en una relación de porcentaje idéntica al del esquema proteico de la sangre fresca normal.

Para nosotros, cincuenta años, medio siglo, es prácticamente una vida. Trece siglos nos parecen una eternidad y es tal vez con esta sensación ya de eternidad que "sentimos" el milagro de Lanciano, donde Dios permitió la comprobación por la ciencia de los hombres de sus palabras omnipotentes: ESTO ES MI CUERPO, ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, DEL NUEVO Y ETERNO TESTAMENTO.


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Agradeçamos ao Senhor por todos os bens espirituais que nos tem concedido, especialmente agradeçamos-lhe pela Santíssima Eucaristia.

Reflexões sobre Jesus Eucarístico

São José Marello (Bispo e Fundador)

“Quando for à Santa Comunhão pensemos que Jesus vem a nós como uma criança pequena e então roguemos a São José que nos ajude a recebê-lo e acolhê-lo como quando ele o tinha em seus braços”. 
“Quando estivermos para chegar à Santa Comunhão, voltemo-nos para Maria Santíssima dizendo-lhe com confiança: Mamãe, conduze-me a Jesus”.
 “Agradeçamos ao Senhor por todos os bens espirituais que nos tem concedido, especialmente agradeçamos-lhe pela Santíssima Eucaristia, que é o maior de seus benefícios, e a melhor ação de graças é ir recebê-la com frequência, se possível a cada dia”. 
Santo Inácio de Antioquia(†102), bispo e mártir, disse sobre a Eucaristia:
“Esforçai-vos, portanto, por vos reunir mais frequentemente, para celebrar a Eucaristia de Deus e o seu louvor. Pois quando realizais frequentes reuniões, são aniquiladas as forças de Satanás e se desfaz seu malefício por vossa união na fé. Nada há melhor do que a paz, pela qual cessa a guerra das potências celestes e terrestres.” (Carta aos Efésios)
São Cipriano de Cartago(†258):
“Os fiéis bebem diariamente do cálice do Senhor, para que possam também eles derramar o seu sangue por Cristo” (Epistola 56, n. 1).
Afonso Albuquerque:
“Se todos somos pecadores, esta criaturinha é certamente sem mácula. Ah! Senhor, por amor deste inocente, compadecei-vos dos culpados!”
São Jerônimo (348-420), doutor da Igreja:
“Nosso Senhor nos concede tudo o que lhe pedimos na Santa Missa : o que mais vale é que nos dá ainda o que nem se quer cogitamos pedir-lhe e que, entretanto, nos é necessário”.
São João Maria Vianney, patrono dos párocos:
“Se conhecêssemos o valor do Santo Sacrifício da Missa que zelo não teríamos em assistir a ela”. (Cura d’Ars).
“Cada Hóstia consagrada é feita para se consumir de amor em um coração humano”.
São Bernardo de Claraval (1090-1153), doutor da Igreja:
“Fica sabendo, ó cristão, que mais merece ouvir devotamente uma só missa do que com distribuir todas as riquezas aos pobres e peregrinar toda a terra.”
“A comunhão reprime as nossas paixões: ira e sensualidade principalmente”.
“Quando Jesus está presente corporalmente em nós, ao redor de nós, montam guarda de amor os anjos”.
Santa Teresa D´Avila (1515-1582),doutora da Igreja:
“Não há meio melhor para se chegar à perfeição”.
“Não percamos tão grande oportunidade para negociar com Deus. Ele [Jesus] não costuma pagar mau a hospedagem se o recebemos bem”.
“Devemos estar na presença de Jesus Sacramentado, como os Santos no céu, diante da Essência Divina”.
“É pelo preparo do aposento que se conhece o amor de quem acolhe o seu amado”.
São Tomás de Aquino (1225-1274):
“A Comunhão destrói a tentação do demônio”.
São Vicente Ferrer:
“Há mais proveito na Eucaristia que em uma semana de jejum a pão e água”.
São João Crisóstomo (349-407),doutor da Igreja:
“A Eucaristia dá-nos uma grande inclinação para a virtude, uma grande paz e torna mais fácil o caminho para a santificação”.
“Deu-se todo não reservando nada para si”.
“Não comungar seria o maior desprezo a Jesus que se sente “doente de amor” (Ct 2,4-5)”.
Santo Ambrósio (340-397),doutor da Igreja:
“Eu que sempre peco, preciso sempre do remédio ao meu alcance.”
São Gregório Nazianzeno (330-379),doutor da Igreja:
“Este pão do céu requer-se que se tenha forme. Ele quer ser desejado”.
“O Santíssimo Sacramento é fogo que nos inflama de modo que, retirando-o do altar, espargimos tais chamas de amor que nos tornam terríveis ao inferno.”
Santo Agostinho (354-430),doutor da Igreja:
“Ele se esconde porque quer ser procurado”.
“Não somos nós que transformamos Jesus Cristo em nós, como fazemos com os outros alimentos que tomamos, mas é Jesus Cristo que nos transforma nele.”
“Sendo Deus onipotente, não pôde dar mais; sendo sapientíssimo, não soube dar mais; e sendo riquíssimo, não teve mais o que dar.”
“A Eucaristia é o pão de cada dia que se toma como remédio para a nossa fraqueza de cada dia.”
“Na Eucaristia Maria perpetua e estende a sua maternidade.”
Santo Afonso de Ligório (1696-1787), doutor da Igreja:
“A comunhão diária não pode conviver com o desejo de aparecer, vaidade no vestir, prazeres da gula, comodidades, conversas frívolas e maldosas. Exige oração, mortificação, recolhimento.”
“Ficai certos de que todos os instantes da vossa vida, o tempo que passardes diante do Divino Sacramento será o que vos dará mais força durante a vida, mais consolação na hora da morte e durante a eternidade”.
São Boaventura (1218-1274), doutor da Igreja:
“Ainda que friamente aproxime-se confiando na misericórdia de Deus”.
São João de Ávila:
“Tempo de ganhar muitas graças”.
Santa Maria Madalena de Piazzi:
“Tempo mais apropriado para crescer no amor de Deus”.
“Os minutos que vêm depois da comunhão – dizia a santa – São os mais preciosos que temos em nossa vida; os mais apropriados de nossa parte para entender-nos com Deus e, da parte de Deus, para comunicar-nos o seu amor”.
São Gregório de Nissa:
“Nosso corpo unido ao corpo de Cristo, adquire um princípio de imortalidade, porque se une ao Imortal”.
Santa Teresinha (1873-1897), doutora da Igreja:
“Não é para ficar numa âmbula de ouro, que Jesus desce cada dia do céu, mas para encontrar um outro céu, o da nossa alma, onde ele encontra as sua delícias”.
“Quando o demônio não pode entrar com o pecado no santuário de uma alma, quer pelo menos que ela fique vazia, sem dono e afastada da comunhão.”
Santa Margarida Maria Alacoque:
“Nós não saberíamos dar maior alegria ao nosso inimigo, o demônio, do que afastando-nos de Jesus, o qual lhe tira o poder que ele tem sobre nós.”
São Filipe Neri:
“A devoção ao Santíssimo Sacramento e a devoção à Santíssima Virgem são, não o melhor, mas o único meio para se conservar a pureza. Somente a comunhão é capaz de conservar um coração puro aos 20 anos. Não pode haver castidade sem a Eucaristia.”
Santa Catarina de Gênova:
“O tempo passado diante do Sacrário é o tempo mais bem empregado da minha vida”.
São João Bosco:
“Não omitais nunca a visita a cada dia ao Santíssimo Sacramento, ainda que seja muito breve, mas contanto que seja constante.”
Chiara Lubic:
“Enquanto existir a Eucaristia eu nunca estarei só. Enquanto existir um sacrário, não terei solidão”.
“É preciso preparar-se para receber Jesus”.
Fonte: cleofas.com.br e saojosemarello.blogspot.com.br 

Celebrava com máxima solenidade as festas marianas, particularmente, da Imaculada Conceição e de Nossa Senhora das Dores. (Série: Inspirações Marellianas)

Nosso Pai e Fundador, São José Marello, celebrava com a máxima solenidade as festas marianas. 
Era muito devoto de Nossa Senhora e de São José, mesmo porque estas duas devoções eram bastante comuns na metade do século XIX a partir da definição do dogma da Imaculada Conceição em 1854, e com a proclamação de São José como Patrono Universal da Igreja em 1870.
Rezava diariamente o terço, como testemunha o Irmão Giovanni Zappa, que sendo-lhe próximo de quarto, e devendo com frequência dar-lhe recados, o surpreendia, muitas vezes, ajoelhado ao lado da cama sobre o piso frio com o rosário nas mãos absorvido na oração.
Celebrava com máxima solenidade as festas marianas, particularmente, da Imaculada Conceição e de Nossa Senhora das Dores. Promoveu em Santa Chiara a reza diária do terço e do Pequeno Ofício da Beata Virgem.
O mês de maio ele o queria lembrado com solenidade na igreja e reconhecido com um altarzinho de Nossa Senhora.
Uma outra maneira com que honrava Maria era as peregrinações aos Santuários Marianos as quais ele as fez com muita devoção: Oropa, Varallo Sessia, Certosa de Pavia, Pompei, da Misericórdia de Savona, Consolata de Turim, Vallone. 
Fonte: São José Marello, uma Vida Exemplar e Edificante. Para ler o livro citado, clique aqui

"Se estes conseguiram por que então também eu não?” (Série: Inspirações Marellianas)

Nosso Pai e Fundador, São José Marello, desde muito jovem manteve a prática de ler, conhecer e refletir sobre a vida dos santos e repetirá constantemente o pensamento de Santo Agostinho: "Se estes conseguiram por que então também eu não?". 
"A leitura da vida dos santos também foi um meio muito eficaz para Marello. Aconselhara ele ao seu amigo Delaude, no ano de 1866, (Crf Carta N. 10) para se exaltar nos grandes modelos e dissera a si mesmo a célebre frase de Santo Agostinho: "Se estes conseguiram por que então também eu não?” (Cfr Carta N. 9). Depois de ter lido a vida de Santa Margarida Maria Alacoque dirá a si mesmo: ”...minha mente será sempre voltada para Vós... - Nunc coepi – agora começo meu Deus, minha mãe, meu protetor São José... Agora começo, eu abandonarei o costume da minha prevaricação. Agora começo. Eu me encaminharei pela estrada do céu, seguindo as inspirações que Vós ma fareis resplandecer lá de cima...”. O jovem Marello tinha 23 anos quando escreveu esse propósito". 
Fonte: São José Marello, uma Vida Exemplar e Edificante. Para ler o livro citado, clique aqui

Continue rezando e quando for o tempo o Senhor lhe iluminará. (Série: Inspirações Marellianas)

Nosso Pai e Fundador, São José Marello, desde o início de sua vida apostólica teve a intenção de viver uma vida contemplativa, desejando até mesmo pertencer a uma ordem religiosa contemplativa. Manteve-se na vida apostólica em obediência ao seu Diretor Espiritual. Este seu exemplo inspira-nos, cada vez mais, à vivência de uma parte importante de nosso carisma: o amor à vida contemplativa e o amor ao apostolado: Monjas em casa e Apóstolas fora de casa". 

Vejamos um episódio de sua vida: 
No ano de 1870, Marello visitou a Trapa de Tre Fontane em Roma, e mais tarde visitou também o mosteiro de Montecasino. No ano de 1872 encontramos Marello ajoelhado no coro da igreja da cartuxa de Pavia. Esse seu amor à Trapa se transformará depois para ele em espírito de recolhimento e de oração. Passara a sentir uma atração para a vida contemplativa, tanto é verdade que no ano de 1874 se aconselhou com seu bispo, Dom Carlos Sávio, sobre sua intenção em se tornar contemplativo, mas o bispo o desaconselhou, pediu para rezar, dizendo-lhe que lhe parecia que Deus queria outra coisa dele. Em 1876, novamente se aconselhou com seu bispo e novamente foi dissuadido de sua idéia pelo bispo, o qual lhe disse: "Continue rezando e quando for o tempo o Senhor lhe iluminará”. Por trás desta sua idéia pode-se pensar que tinha a vontade de que a vida religiosa florescesse na cidade de Asti e na diocese; de fato, em 1876 escreveu: ”Monasteria nulla remanet in tota Diocesi, tum virorum tum mulierum, si excipias parvum collegium Barnabitarum Ecclesiae Parochialis S. Martini – Não permanece nenhum mosteiro em toda a diocese, seja masculino seja feminino, exceto o pequeno grupo de Barbabitas na paróquia de San Martino”. O desejo de Marello de se tornar trapista não se concretizou, pois como afirmou Pe. Carandino, um dos primeiros membros da Congregação dos Oblatos de São José: “O dedo de Deus segurou Marello para não entrar nos trapistas visto que ele devia fundar uma Congregação”.
Fonte: São José Marello, uma Vida Exemplar e Edificante.
Para ler o livro citado, clique aqui

São José Marello e as Filhas de São José (Série: Inspirações Marellianas)

O "ramo feminino" das Oblatas de São José foi um ardente desejo de São José Marello.
São José Marello, dócil ao impulso do Espírito Santo, foi inspirado a fundar, junto à Congregação dos Oblatos de São José, também uma Congregação de mulheres consagradas, que chamou Filhas de São José, com o mesmo espírito e com finalidades semelhantes àquela masculina.
A tentativa inicial, depois dos primeiros passos, não teve seguimento, por causa da sua nomeação a Bispo de Acqui, e foi retomada pelos Superiores dos Oblatos de São José, depois da sua Beatificação, com a instituição do Ramo Feminino das Oblatas de São José (XIII Capítulo Geral, Janeiro 1994).
Esse é constituído em Associação pública de fiéis, em vista de tornar-se Congregação Religiosa, junto à Diocese de Roma, a norma do direito Canônico.
Fonte: Oblatas de São José - Constituições - Capítulo II.  

Inspirações Marellianas

Nosso Pai e Fundador, São José Marello, deixou-nos, através de seus escritos e de seu exemplo, precioso tesouro espiritual e pastoral.

Para melhor aproveitarmos deste tesouro, publicamos a Série: Inspirações Marellianas. 

Aproveite! O próprio São José Marello disse: 

INSPIREMO-NOS NOS GRANDES MODELOS, E TRABALHEMOS! 

"Eis a nossa missão"...

"Eis a nossa missão: fazer conhecer, fazer amar, fazer cumprir a doutrina de Jesus Cristo" (São José Marello)

Para você compreender um pouco melhor o carisma e, portanto, a a nossa missão, veja que diz as Constituições: 
"As Oblatas de São de José têm por finalidade principal a glória de Deus e a própria santificação. Inspirando-se no Carisma de São José Marello, pretendem reproduzir na própria vida e no apostolado o mistério de Cristo, como o viveu São José ao lado de Maria: na intimidade com Deus, na fé, na humildade, na vida simples e escondida do mundo, na laboriosidade, na ‘dedicação aos interesses de Jesus’.
Essas cuidam dos interesses de Jesus prestando o seu serviço à Igreja nas formas de apostolado que ‘de dia a dia a Providência indica’, com especial atenção às pessoas mais necessitadas e escolhendo, de preferência, as situações e os lugares mais necessitados. No seu apostolado, trabalhem, de preferência, em colaboração com os Oblatos de São José, aplicando-se em particular:
  • à educação moral e religiosa da juventude, especialmente por meio da catequese;
  • às formas de apostolado sugeridas pelos tempos e lugares, especialmente ao trabalho pastoral nas paróquias, nas escolas e nas missões, com particular atenção à promoção da mulher e ao serviço dos pobres, dos idosos e dos doentes 
  • à difusão da devoção a São José, que propõem como Modelo e Patrono da Igreja e das famílias cristãs."
Fonte: Oblatas de São José - Constituições - Artigo 3. 

João Paulo II e a Vida Consagrada


Cardeal Aloísio Lorscheider
Arcebispo de Aparecida-SP

1. Muitas vezes nestes 25 anos de pontificado João Paulo II se manifestou a respeito da vida consagrada. Falou às mais diversas Ordens, Congregações, Institutos, sobretudo, por ocasião dos Capítulos Gerais. Em todas essas oportunidades a preocupação do Papa tem sido com a fidelidade dos consagrados ao próprio carisma, à própria espiritualidade e à própria missão, tendo sempre em vista a evangelização do mundo de hoje. O mundo necessita do consagrado. É um dos preciosos elementos que leveda a massa toda.
2. Um resumo das palavras do Papa temos no documento pós-sinodal de 25 de março de 1995 “Vita Consecrata”. Trata-se de uma vida profundamente arraigada nos exemplos e ensinamentos de Nosso Senhor. Ela é um dom de Deus Pai à sua Igreja por meio do Espírito Santo. A profissão dos conselhos evangélicos, característica da vida consagrada, faz com que os traços de Jesus pobre, virgem, obediente, adquiram especial visibilidade no meio do mundo. A vivência dos conselhos evangélicos atrai o olhar dos fiéis para o mistério do Reino de Deus atuante na história com a sua plena realização no fim dos tempos.
É um caminho de especial seguimento de Cristo. É um deixar tudo para estar com Cristo e colocar-se com Ele ao serviço de Deus e dos irmãos.
A vida consagrada diz respeito a toda a Igreja; não é uma realidade isolada e marginal. Está colocada no próprio coração da Igreja. É elemento decisivo para a sua missão, já que exprime a íntima natureza da vocação cristã e a tensão da Igreja-Esposa para a união com o único Esposo. A vida consagrada faz parte davida, santidade e missão da Igreja.
3. Quando em 1994, ano do Sínodo sobre a vida consagrada e a sua missão na Igreja e no Mundo, os jornalistas perguntaram se, no final do milênio, não havia assunto mais importante do que este, respondeu-se-lhes que este era um assunto importantíssimo para o mundo de hoje porque o que mais faltava ao mundo era um suplemento de alma, uma espiritualidade, uma mística. Ora, com a vida consagrada deseja-se ajudar o mundo neste suplemento de alma, nesta espiritualidade, nesta mística. A profissão dos conselhos evangélicos coloca os consagrados como sinal e profecia para a comunidade dos irmãos e irmãs e para o mundo.
4. O aprofundamento da vida consagrada deve acontecer em uma tríplice dimensão: a da consagração, da comunhão e da missão.
4.1. A consagração só pode ser bem entendida na luz da consagração eucarística. O que acontece na consagração eucarística? Aí temos a mudançatotal do pão no corpo de Cristo e do vinho no sangue de Cristo.
Ora, a consagração religiosa é mudança total da pessoa em Jesus Cristo. A existência humana da pessoa se transfigura, se transforma, se converte, se muda, totalmente em Jesus Cristo. É entrega total a Nosso Senhor: é acolhimento total de Cristo na própria vida e na vida da Igreja. O consagrado faz de Cristo o sentido total da própria vida; preocupa-se em reproduzir, na medida do possível, “aquela forma de vida que o Filho de Deus assumiu ao entrar no mundo” (Lumen Gentium, 44). Às pessoas de vida consagrada Cristo pede uma adesão total, que implica o abandono de tudo (cf Mt 19,27), para viver na intimidade com Ele e segui-LO para onde quer que Ele vá (Apc 14,4).
A vida consagrada é, por isso, ícone da Transfiguração de Jesus no monte Tabor. É configuração a Cristo, é cristiformidade, prolongamento na história de uma presença especial do Senhor ressuscitado.
4.2. Comunhão... A vida consagrada é comunhão vista na luz da SS. Trindade. O Pai que, comunicando ao Filho a sua numericamente mesma natureza divina, comunga com o Filho por geração; o Pai e o Filho, comunicando ao Espírito Santo a sua mesma numericamente natureza divina, comungam com o Espírito Santo por espiração. Esta comunhão reflete-se na criatura racional através da Igreja que é povo de Deus a partir da unidade (=comunhão) do Pai, do Filho e do Espírito Santo.
Comunhão em Deus é abertura: o Pai está todo para o Filho; o Pai e o Filho estão todo para o Espírito Santo. Este “estar todo de um para o outro” é abertura de uma Pessoa Divina à outra. Assim também a comunhão eclesial é abertura das pessoas entre si, e isto especialmente na vida consagrada. A vida fraterna na vida consagrada apresenta-se como espaço humano habitado pela SS. Trindade, que difunde assim na história os dons da comunhão próprios das três Pessoas Divinas. A vida consagrada é um dos rastos concretos que a Trindade deixa na história para que os seres humanos possam sentir o encanto e a saudade da beleza divina.
4.3. Missão... A missionariedade está inscrita no coração mesmo de toda a forma de vida consagrada. Na medida em que o consagrado viver uma vida dedicada exclusivamente ao Pai (cf Lc 2,49; Jo 4, 34), cativada por Cristo (cf Jo 15, 16; Gal 1,15-16), animada pelo Espírito Santo (cf Lc 24,29; Atos 1,8; 2,4) ele coopera eficazmente para a missão do Senhor Jesus (cf Jo 20,21), contribuindo poderosamente para a renovação do mesmo.
As pessoas consagradas serão missionárias aprofundando continuamente a consciência de terem sido chamadas e escolhidas por Deus, para quem devem orientar toda a sua vida e oferecer tudo o que são e possuem, libertando-se dos obstáculos que poderiam retardar a resposta total do amor. Também o seu estilo de vida deve deixar transparecer o ideal que professam, sendo sinal vivo do Deus vivo e pregação persuasiva, mesmo que muitas vezes silenciosa, do Evangelho.
Conclusão
5. A vida consagrada faz parte intrínseca do Evangelho. Ela brota do Evangelho de Nosso Senhor Jesus Cristo. É vivência a mais plena possível do Evangelho. Ela faz parte da estrutura carismática da Igreja, faz parte da vida e santidade da Igreja (Lumen Gentium, 44), santidade que é uma das notasessenciais da Igreja: Una Santa Católica Apostólica. Sem a vida consagrada a Igreja deixaria de ser Igreja, ver-se-ia privada de uma das notas essenciais do seu próprio ser íntimo. A Igreja produz santidade (a plenitude dos meios de salvação é confiada à Igreja) e ordena-se à santidade.
Não hesitemos! Trabalhando pela difusão da vida consagrada estamos trabalhando para uma nova primavera eclesial!

Fonte: CNBB em 10/10/2003

Também na vida consagrada se vive o encontro entre os jovens e os idosos.

HOMILIA
Festa da Apresentação do Senhor
Dia Mundial da Vida Consagrada
Basílica Vaticana
Domingo, 2 de fevereiro de 2014
Boletim da Santa Sé
Tradução: Jéssica Marçal
A festa da Apresentação de Jesus ao Templo é chamada também de festa do encontro: na liturgia, no início se diz que Jesus vai ao encontro do seu Povo, é o encontro entre Jesus e o seu povo; quando Maria e José levaram o seu menino ao Templo de Jerusalém, acontece o primeiro encontro entre Jesus e o seu povo, representado pelos dois anciãos Simeão e Ana.
Aquele foi também um encontro dentro da história do povo, um encontro entre os jovens e os idosos; os jovens eram Maria e José, com o seu recém-nascido; e os idosos eram Simeão e Ana, dois personagens que frequentavam sempre o Templo.
Observemos o que o evangelista Lucas diz deles, como os descreve. De Nossa Senhora e de São José, repete quatro vezes que queriam fazer aquilo que estava prescrito na Lei do Senhor (cfr Lc 2,22.23.24.27). Percebe-se que os pais de Jesus têm a alegria de observar os preceitos de Deus, sim, a alegria de caminhar na Lei do Senhor! São dois esposos novos, recém tiveram a criança e estão animados pelo desejo de cumprir aquilo que está prescrito. Não é um fato exterior, não é para sentir-se com o dever cumprido, não! É um desejo forte, profundo, cheio de alegria. É aquilo que diz o Salmo: “Na observância dos teus ensinamentos eu me alegro… A vossa lei é a minha delícia” (119,14.77).
E o que São Lucas diz dos idosos? Destaca mais de uma vez que eram guiados pelo Espírito Santo. De Simeão afirma que era um homem justo e religioso, que esperava a consolação de Israel, e que “o Espírito Santo estava sobre ele” (2, 25); diz que “o Espírito Santo lhe havia anunciado” que antes de morrer iria ver o Cristo, o Messias (v. 26); e enfim que se dirigiu ao Templo “movido pelo Espírito” (v. 27). De Ana, depois, diz que era uma “profetisa” (v. 36), isso é, inspirada por Deus; e que estava sempre no Templo “servindo Deus com jejum e oração” (v. 37). Em suma, estes dois anciãos são cheios de vida! São cheios de vida porque animados pelo Espírito Santo, dóceis à sua ação, sensíveis aos seus chamados…
E então o encontro entre a Sagrada Família e estes dois representantes do povo santo de Deus. No centro está Jesus. É Ele que move tudo, que atrai uns e outros ao Templo, que é a casa de seu Pai.
É um encontro entre os jovens cheios de alegria no observar a Lei do Senhor e os idosos cheios de alegria pela ação do Espírito Santo. É um singular encontro entre a observância e a profecia, onde os jovens são os observadores e os idosos são os proféticos! Na realidade, se refletimos bem, a observância da Lei é animada pelo mesmo Espírito e a profecia se move no caminho traçado pela Lei. Quem mais que Maria é cheia do Espírito Santo? Quem mais que ela é dócil à sua ação?
À luz desta cena evangélica olhamos à vida consagrada como a um encontro com Cristo: é Ele que vem a nós, trazido por Maria e José, e somos nós que vamos a Ele, guiados pelo Espírito Santo. Mas no centro está Ele. Ele move tudo, Ele nos atrai ao Templo, à Igreja, onde podemos encontrá-Lo, reconhecê-Lo, acolhê-Lo, abraçá-Lo.

Jesus vem ao nosso encontro na Igreja através do carisma fundacional de um Instituto: é belo pensar assim na nossa vocação! O nosso encontro com Cristo tomou a sua forma na Igreja mediante o carisma de um seu testemunho, de uma sua testemunha. Isto sempre nos surpreende e nos faz dar graças.
E também na vida consagrada se vive o encontro entre os jovens e os idosos, entre a observância e a profecia. Não os vejamos como duas realidades opostas! Deixemos, em vez disso, que o Espírito Santo anime ambos, e o sinal disto é a alegria: a alegria de observar, de caminhar em uma regra de vida; e a alegria de ser guiados pelo Espírito, nunca rígidos, nunca fechados, sempre abertos à voz de Deus que fala, que abre, que conduz, que nos convida a seguir para o verdadeiro horizonte.
Faz bem aos idosos comunicar a sabedoria aos jovens; e faz bem aos jovens acolher este patrimônio de experiência e de sabedoria, e levá-lo adiante, não para protegê-lo em um saco, mas para levá-lo adiante enfrentando os desafios que a vida nos apresenta, levando adiante pelo bem das respectivas famílias religiosas e de toda a Igreja.
A graça deste mistério, o mistério do encontro, ilumine-nos e nos conforte no nosso caminho. Amém.

Os consagrados, os religiosos, as religiosas são o testemunho de que Deus é bom e misericordioso.

ANGELUS
Praça São Pedro – Vaticano
Domingo, 2 de fevereiro de 2014
Palavras do Papa Franciso
Queridos irmãos e irmãs, bom dia,
Hoje celebramos a festa da Apresentação de Jesus no templo. Nesta data, ocorre também o Dia da Vida Consagrada, que sublinha a importância para a Igreja de quantos acolheram a vocação a seguir Jesus de perto no caminho dos conselhos evangélicos. O Evangelho do dia conta que, quarenta dias depois do nascimento de Jesus, Maria e José levaram o Menino ao templo para oferecê-lo e consagrá-lo a Deus, como prescrito pela lei judaica.  Este episódio evangélico constitui também um ícone da doação da própria vida por parte daqueles que, por um dom de Deus, assumem os traços típicos de Jesus casto, pobre e obediente.
Esta oferta de si mesmo a Deus diz respeito a cada cristão, porque todos somos consagrados a Ele mediante o Batismo. Todos somos chamados a oferecer-nos ao pai com Jesus e como Jesus, fazendo da nossa vida um dom generoso, na família, no trabalho, no serviço à Igreja, nas obras de misericórdia. Todavia, tal consagração é vivida de modo particular pelos religiosos, pelos monges, pelos leigos consagrados, que com a profissão dos votos pertencem a Deus de modo pleno e exclusivo. Esta pertença ao Senhor permite a quantos a vivem de modo autêntico oferecer um testemunho especial ao Evangelho do Reino de Deus. Totalmente consagrados a Deus, são totalmente entregues aos irmãos, para levar a luz de Cristo lá onde mais densas são as escuridões e para difundir a sua esperança nos corações desanimados.
As pessoas consagradas são sinal de Deus nos diversos ambientes da vida, são fermento para o crescimento de uma sociedade mais justa e fraterna, são profecia de partilha com os pequenos e os pobres. Assim entendida e vivida, a vida consagrada nos parece propriamente como ela realmente é: é um dom de Deus, um dom de Deus à Igreja, um dom de Deus ao seu Povo! Cada pessoa consagrada é um dom para o Povo de Deus em caminho. Há tanta necessidade destas presenças, que reforçam e renovam o empenho da difusão do Evangelho, da educação cristã, da caridade para com os mais necessitados, da oração contemplativa; o empenho na formação humana, na formação espiritual dos jovens, das famílias; o empenho pela justiça e a paz na família humana. Mas pensemos um pouco o que seria se não fossem as irmãs nos hospitais, as irmãs nas missões, as irmãs nas escolas. Mas pensem em uma Igreja sem as irmãs! Não se pode pensar: estes são esse dom, esse fermento que leva adiante o Povo de Deus. São grandes estas mulheres que consagram a sua vida a Deus, que levam adiante a mensagem de Jesus.
A Igreja e o mundo precisam deste testemunho de amor e da misericórdia de Deus. Os consagrados, os religiosos, as religiosas são o testemunho de que Deus é bom e misericordioso. Por isso é necessário valorizar com gratidão as experiências de vida consagrada e aprofundar o conhecimento dos diversos carismas e espiritualidade. É preciso rezar para que tantos jovens respondam “sim” ao Senhor que os chama a consagrar-se totalmente a Ele para um serviço desinteressado aos irmãos; consagrar a vida para servir Deus e os irmãos.
Por todos esses motivos, como já foi anunciado, o próximo ano será dedicado de modo especial à vida consagrada. Confiemos desde já esta iniciativa à intercessão da Virgem Maria e de São José que, como pais de Jesus, foram os primeiros a serem consagrados por Ele e a consagrar as suas vidas a Ele.

O que seria da Igreja sem vocês?

O que seria da Igreja sem vocês? Faltaria o carinho, a maternidade, a ternura, a intuição das mães. Queridas irmãs, fiquem certas de que eu as acompanho de perto, rezo por vocês, mas por favor, rezem também por mim!”. 
Papa Francisco, 08/05/2013, dirigindo-se às Irmãs Consagradas.

Para ler o artigo completo e entender o contexto em que o Papa afirmou isto às Religiosas, clique aqui.

Alegrai-vos... a Igreja se prepara para o Ano da Vida Consagrada

Sobre o Ano da Vida Consagrada

O prefeito da Congregação para os Institutos de Vida Consagrada e as Sociedades de Vida Apostólica do Vaticano, dom João Braz de Aviz, apresentou em 26/02/2014, para centenas de Religiosas e Religiosas, a carta “Rallegratevi” (Alegrai-vos), destinada a todos os consagrados e consagradas em preparação para o ano da Vida Consagrada, 2015. 

A Carta circular intitulada “Alegrai-vos”, baseada nas Sagradas Escrituras e nas palavras do Papa Francisco, será instrumento-base para de preparação dos Religiosos e Religiosas para o Ano da Vida Consagrada. 

Já foi apresentado um primeiro calendário das atividades para o Ano da Vida Consagrada: 

  • 30/11/2014 – Abertura Oficial do Ano da Vida Consagrada (primeiro domingo do Advento); 
  • 22 a 24/01/ 2015 – Encontro Ecumênico com os consagrados e consagradas de outras Igrejas (durante a Semana de Oração pela unidade dos cristãos); 
  • 8 a 11/04/2015 – Encontro com os formadores e formadoras para aprofundar os critérios para uma espiritualidade da comunhão; 
  • 18 a 21/11 – Encontro para a Vida Monástica - Serão convidados os presidentes das Federações de todas as Ordens. Na mesma data haverá o Encontro para as Sociedades de Vida Apostólica e para a Ordo Virginum; 
  • 28/01 a 01/02/ 2016 – Simpósio Teológico sobre a Vida Consagrada; 
  • 02/02/2016 – Encerramento oficial. 
Para acessar o documento (em italiano) Clique aqui

Edições em português do texto já estão disponíveis nas livrarias católicas. 

Sobre a participação da Oblatas de São José no Ano da Vida Consagrada

Acolhendo com alegria este "presente de Deus" que é a celebração do Ano da Vida Consagrada, a Congregação das Oblatas de São José está preparando uma programação toda especial para o evento. 

Para melhor servir, contamos com a proteção de São José

São José, Pai e Patrono de nossa Congregação.

Como São José Marello, queremos imitar São José, dedicando-se aos interesses de Jesus. 
São José Marello desejava levar Cristo ao mundo, imitando São José na sua “dedicação aos interesses de Jesus”.
Como São José, as Oblatas escolhem servir a Igreja em atividades e lugares humildes, de preferência para com os pobres e os abandonados, contentes de realizar ofícios simples e ordinários com amor extraordinário. 
Seu trabalho tem como mira, em cada caso, a promoção integral das pessoas, ajudando-as no campo social, educativo e religioso.
Junto à devoção a Maria Santíssima não pode faltar aquela a São José, que as Oblatas devem imitar como modelo e mestre de espiritualidade e invocar como seu Protetor e Pai.
A IMITAÇÃO DE SÃO JOSÉ, nas suas relações íntimas com o Divino Verbo, constitui, segundo o ensinamento de São José Marello, a espiritualidade própria das Oblatas de São José. Essa é preciosa e sublime mesmo quando se exercita em trabalhos humildes e pouco aparentes, fazendo “as coisas ordinárias com amor extraordinário”. 
O exemplo de São José inclina as Oblatas a cultivar uma “vida escondida com Cristo em Deus” (Col 3,3), confiando-se com simplicidade e docilidade à vontade de Deus em tudo.
  Fonte: Oblatas de São José - Constituições - Artigos 9, 51, 55